UNA MAQUINA ANTIGUA y de carga superior usa el doble de agua que una lavadora moderna y no consigue resultados tan satisfactorios. Las lavadoras frontales emplean unos cien litros de agua por carga. Las antiguas utilizaban más de 160.
LA CLASIFICACIÓN ENERGÉTICA A es imprescindible porque estos modelos usan hasta la mitad de agua y consumen menos electricidad que otros más baratos a corto plazo.
LA DOBLE TOMA DE AGUA, una para caliente y otra para la fría, ahorra una cantidad significativa de energía porque aprovecha la mayor eficiencia del calentador a gas. El 90% del consumo eléctrico de la lavadora se destina a calentar el agua. En dinero representa unos cien euros al año.
EL AGUA FRÍA o el programa de temperatura más baja resultan eficaces con la mayoría de la ropa. Con ello ahorramos electricidad y, por tanto, se reducen las emisiones de carbono que agravan en gran medida el cambio climático. Por término medio, lavar con agua fría ahorra la emisión de 50 kilos de CO2 por persona y año. Además, la ropa dura más, lo que reduce también el consumo de materias primas.
HAY QUE LAVAR sólo cuando es necesario. ¿Cuántas veces metemos ropa en el tambor sin mirar si está sucia? Seguramente, más de lo conveniente. Para reducir el número de lavados podemos airear con frecuencia la ropa de calle. A menudo, es suficiente para que quede
lista para el día siguiente. Si unos vaqueros se llevan durante tres días en lugar de uno solo, el coste de lavarlos se reduce cinco veces. Además, los continuos lavados no mejoran el aspecto de las prendas.
LA CARGA COMPLETA hace que la lavadora funcione a pleno rendimiento y consume menos que lavando la misma cantidad de ropa en dos tandas. Las lavadoras de clase A cuentan con programas de ahorro o ecológicos que son adecuados.
NO HACE FALTA PLANCHAR. Además de ser una actividad muy aburrida para la mayoría de las personas, planchar consume una cantidad de energía desproporcionada y deteriora la ropa, sí las prendas se tienden inmediatamente después de que la lavadora haya terminado, suele quedar bastante lisa. Al colocarlas una encima de otra en el armario, se completará el autoplanchado.
IR A LA LAVANDERÍA, una costumbre poco común en España, es una gran alternativa desde el punto de vista ambiental porque las lavadoras industriales son más eficientes que las domésticas.
CON UNA TAZA DE VINAGRE BLANCO se puede evitar el uso de suavizantes, que son a menudo caros, contaminantes y bastante aler-gizantes. La acidez del vinagre -en torno a 2,4 pH- facilita que el detergente se desprenda del tejido y que quede agradable al tacto. El olor se evapora con el secado de la prenda.
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